Ya van dos cartas públicas de figuras del ámbito nacional al presidente Gustavo Petro que hacen referencia a una supuesta drogadicción del mandatario, y ambas coinciden en que desde lo mediático despertaron lo que se conoce como una tormenta perfecta.
La primera fue de la periodista María Jimena Duzán en la revista Cambio, el 5 de noviembre de 2023. Y comienza así: “Presidente, si usted tiene un problema de adicción, lo invito respetuosamente a que lo devele. La adicción es un problema de salud que afecta a muchos colombianos y aceptarlo no es ni pecaminoso ni es una falla moral”. (Ver columna).
De otro lado está la carta que en la mañana de este miércoles 23 de abril dio a conocer el excanciller Álvaro Leyva, quien se dirige al presidente en tono supuestamente respetuoso (aunque artero), y tiene una segunda coincidencia con la primera: tampoco presenta pruebas de la delicada afirmación que allí se hace. (Ver carta).
En lo referente a la carta-columna de Duzán, veamos cuál es la ‘prueba reina’ que ella presentó de la supuesta adicción: “hay fuentes que me aseguran que las razones de sus desapariciones, las cuales se han vuelto cada vez más frecuentes y prolongadas, tendrían que ver con que usted ha querido mantener oculto un problema de adicción”.
Unos días después, ante el revuelo armado por la Duzán, un piloto colombiano que vive en Australia le expresaba a Daniel Coronell en la W Radio su inquietud ante la aparente irresponsabilidad de la periodista, por la ausencia de pruebas sobre lo que “opinó”. Y esto le respondió Coronell: “si se tienen pruebas de la adicción, hay que presentarlas; y si no se tienen, no se pueden mencionar como si existieran”. Y fue más allá, aduciendo que el incumplimiento y las ausencias reiteradas del presidente a sus compromisos “generan legítima preocupación; pero de ahí a atribuírselo a una adicción, creo que no se puede sin que existan las pruebas necesarias. (…) Alguien me preguntó si en algún momento yo escribiría una columna parecida, y tal vez no”. (Ver Reporte Coronell).
Hay una tercera coincidencia entre las cartas de Duzán y Leyva que no se puede pasar por alto, y tiene que ver con las fechas: el viaje a París -en visita oficial- al que se refiere el excanciller, durante el cual el presidente Petro se le perdió a la comitiva, ocurrió en junio de 2023. Y la columna de María Jimena fue publicada unos meses después, en noviembre de ese mismo año. Así que la cercanía cronológica nos lleva a formular la pregunta del millón: ¿acaso fue el mismo Leyva la ‘garganta profunda’ que le suministró a la periodista la información que la convenció de publicar su “Carta al presidente Gustavo Petro”? Es muy posible, la trazabilidad así lo indica.
En todo caso, no puede quedar duda de que se trata de un acto de deslealtad, tan solo si se entra a dilucidar por qué duró tanto tiempo guardándose la información mediante la cual “pude confirmar que usted tenía el problema de la drogadicción”.
¿Por qué calló tanto tiempo y solo hasta ahora se destapa? En busca de una explicación, es posible formular una hipótesis: hoy el presidente Petro marca duramente la agenda política con su convocatoria a la consulta popular, y todas las fuerzas del Establecimiento enfilan su artillería pesada para impedir que tenga éxito, pues en caso de lograrlo no solo quedarían relegadas, sino que se abrirían las compuertas para la continuación del proyecto del Pacto Histórico otros cuatro años.
Y Leyva pertenece a esas mismas fuerzas, así se haya camuflado en las filas del progresismo. Y viendo que el mandatario lo tiene “relegado” (de eso se quejó en su carta), decidió tomar partido en procura de obtener réditos, en caso de que la oposición logre conducir al fracaso lo que le queda de gestión a este gobierno.
Esto no puede recibir un nombre diferente al de traición.