Unidad para no perder el país de la belleza

Por HILDEBRANDO VÉLEZ *

Terminados mis compromisos contractuales en apoyo al gobierno desde el ministerio de la Igualdad, quiero ocuparme del meollo del asunto político: hablo de la unidad, esa que es también diversidad, movimiento de movimientos, articulaciones trasparentes y éticamente responsables.

Me refiero a la unidad no como un acto mecánico o una simple sumatoria, sino la que se edifica enriqueciendo de sentido los propósitos y alentando la conciencia política, aquella que busca sumar voluntades antes que alentar el divisionismo. Me dispongo e invito a sumarnos en unidad y enuncio algunas premisas que nos alientan desde el ambientalismo a sectores de izquierda y progresistas, de cara al interés popular y la defensa de los bienes comunes.

1. Unidad para profundizar transformaciones estructurales, que ya se esbozan en el Gobierno del País de la Belleza, particularmente en los siguientes aspectos:  a. Políticas, programas y acciones distributivas y redistributivas de rentas, plusvalías y democratización de la propiedad y el acceso a la tierra y el agua. b. Misión estratégica de infraestructuras y clústeres industriales para el transporte multimodal descarbonizado (trenes, tranvías y ferrocarriles, así como astilleros, puertos y ríos navegables). c. Misión estratégica de conocimiento, manejo y aprovechamiento sustentable de la biodiversidad continental y marítima. d. Misión de erradicación del hambre y para la nutrición apropiada de la población. e. Misión de restauración y descontaminación de ecosistemas hídricos, selváticos, litorales y de importancia para los hábitats rurales y urbanos. f. Cambios estructurales en la doctrina de seguridad nacional para avanzar en la seguridad integral y humanística. Profundizar la des paramilitarización del Estado.

Preparar el sistema educativo para avanzar en la aprehensión y desarrollos de la Inteligencia Artificial y los nuevos escenarios del mundo del trabajo.

2. La unidad es para detener la guerra en el país, oponerse a la industria armamentista y militar, incluyendo usos bélicos de la energía nuclear y atómica.

3. Unidad para cualificar el ejercicio representativo de la democracia, sumando inteligencias y sabidurías; desechando el parasitismo, el esnobismo, la charlatanería y el arribismo parlamentarista. Una reforma política que permita la configuración de fuerzas políticas versátiles, democráticas y cualificadas para así plantar profundos pilares de paz.

4. Unidad no para apoltronar clientelas y burocracias y sí para robustecer las instituciones públicas, dar estabilidad a los funcionarios y cualificar la función pública.

5. Unidad para las relaciones internacionales en condiciones de intercambio justo y simétrico entre naciones. Internacionalismo para soberanías alimentaria, energética y para enfrentar mancomunadamente los grandes retos de las crisis concurrentes climática, hídrica, migratoria, ecológica, energética y alimentaria. Unidad para la paz con las naturalezas. 

6. Unidad para la acción en minga, para una democracia radical que profundice el contenido popular del gobierno del cambio y trascenderlo.

7. Unidad para superar el corporativismo en las relaciones gobierno-organizaciones populares y superar las reivindicaciones fragmentarias y así asumir verdaderas y profundas transformaciones territoriales.

8. Unidad política que permita la construcción de un Frente político amplio y popular para una nación en paz y más feliz; fundamentado en otras estéticas, en las artes, en relaciones comunicativas y festivas que alienten y contagien sentidos de vida más espirituales y frugales.  

Vamos, que vamos a construir y sumarnos en redes unitarias al País de la Belleza.

@hildevelez1

* Ambientalista y Educador, Ingeniero Químico de la Universidad Nacional, Magister en Filosofía de la Pontifica Universidad Javeriana. PhD de la Universitat de València.

Sobre el autor o autora

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