Vicky anhela «consentir» a Donald Trump

Por GERMÁN AYALA OSORIO

La crisis diplomática, los enfrentamientos verbales entre Trump y Petro, el retiro de la visa y la inclusión del presidente en la Lista Clinton han servido para que los más visibles y mediáticos miembros de la derecha exhiban sin pudor alguno sus incontrastables niveles de indignidad y servilismo, fruto de ese carácter cipayo consolidado durante las históricas relaciones de dominación de Estados Unidos sobre Colombia.

Pero los estándares de Vicky Dávila de Gnecco son de olimpiada. Sus niveles de “entreguismo” a la causa y los intereses gringos en este hemisferio son insuperables. En un video grabado, al parecer durante su intervención en un evento político la periodista-periodista dijo: “yo sí le mando a Trump extraditados a todos los narcos de manera exprésYo sería una consentida de Trump, y si yo lo tengo que consentir, también lo consientoHay que hacer lo que le convenga a Colombia”.

De llegar a la Casa de Nariño, la uribizada precandidata presidencial, una de las “tigresas” del expresidente Álvaro Uribe Vélez, Dávila de Gnecco no se comportaría como presidenta de los colombianos sino como “cortesana” de Trump interesada más en “consentirlo” que, en hablar de asuntos bilaterales como el TLC, la lucha contra las drogas y los acercamientos de Petro a la China, entre otros asuntos más. En su condición de esbirra del presidente norteamericano, no se podría descartar el diseño de un nuevo Plan Colombia para atacar las organizaciones narcoguerrilleras (terroristas), e incluso para desestabilizar al régimen venezolano desde territorio colombiano.

Su deseo-propuesta de consentir a Trump puede explicarse por el desespero que siente al ver que su campaña se estancó justamente porque su discurso es básico, precario en ideas y conceptos, a lo que se suma que sus actividades proselitistas devienen infantiles, ridículas y risibles; a lo mejor piensa que de esa forma logrará convencer a millones de colombianos que ella es la mujer que el país necesita. Justamente, esa forma de actuar es propia de una periodista que se acostumbró a cubrir los hechos políticos desde una actitud farandulera proclive al escándalo y a la divulgación de bochinches. Como agente de los correveidiles de la vida política del país, Dávila de Gnecco le está alcanzando para ser apenas una “animadora” electoral pues sabe que Uribe Vélez jamás le dará el aval para competir en la primera vuelta presidencial.

El vocablo consentir tiene una generosa lista de sinónimos que sirven para imaginar los alcances de Dávila de Gnecco con su deseo de “mimar” al octogenario político gringo: “Permitir, autorizar, tolerar, aceptar, admitir, condescender, acceder, conceder, asentir, facultar, malcriar, maleducar, regalonear, achechar, apechichar y achichiguar”. ¿En qué estará pensando la periodista-periodista?

@germanayalaosor

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