Una fila para una bolsa de comida

Por HUMBERTO TOBÓN

Son 2.2 millones de trabajadores federales que la están pasando muy mal, por el cierre de operaciones gubernamentales, ante la imposibilidad de que los partidos demócrata y republicano se pongan de acuerdo sobre el presupuesto federal.

El punto de quiebre de las negociaciones presupuestales, fue la petición del Partido Demócrata para que se aseguren las partidas para extender los beneficios del sistema de salud, que vencen este año, a lo que los republicanos se oponen ferozmente, siguiendo las instrucciones del presidente Trump.

La gran mayoría de esos empleados no tienen dinero para poder sostener sus gastos mensuales de arrendamiento y servicios públicos, pago de cuotas bancarias, compra de alimentos y cancelación de pensiones académicas.

Un número apreciable de ellos son republicanos convencidos, que siguen admirando al presidente Trump y que aseguran no estar arrepentidos de haber emitido su voto a favor de él, y apoyan a su partido, a pesar de que sus alacenas están vacías. 

Sin embargo, otros militantes republicanos, unidos a los demócratas, consideran que Trump está jugando injustamente con la vida de las personas, mientras beneficia con sus políticas económicas a las grandes corporaciones dirigidas por multimillonarios.

Los veteranos de guerra, a quienes se les han recortado muchos de sus beneficios en los últimos meses y los militares activos, hacen fila para recibir algo de alimento, en lo que se ha denominado una humillación para estos servidores federales.

Este paro gubernamental le ha servido al presidente Trump para agilizar el recorte burocrático, despidiendo a un alto número de funcionarios federales; igualmente, para recortar o eliminar el financiamiento de programas que son de interés de los demócratas en estados dominados por ellos.

Si la parálisis del gobierno se extiende, muchos de los servicios federales que aún se mantienen operativos, se cerrarán definitivamente, e incluso, se anunció que ante la falta de operadores aéreos, se cerraría el espacio aéreo de Estados Unidos.

Mientras sus funcionarios determinan si gastan sus ahorros en comida o en el pago de obligaciones bancarias y servicios públicos y de salud, Trump organizó una majestuosa fiesta de Halloween en su club privado y dio entrevistas asegurando que no cederá a las presiones de los demócratas y de algunos senadores republicanos.

Si los demócratas ceden a las presiones del gobierno Trump, en su propósito de defender el Obamacare, las pólizas de salud subirán a niveles imposibles para ser financiados por cerca de 20 millones de personas en condición de vulnerabilidad.

Lo cierto es que este cierre del gobierno ha puesto a Trump con sólo el 37% de favorabilidad y a los republicanos siendo considerados por el 45% de los encuestados como los responsables de este paro federal.

Mientras la lucha partidista continúa, los empleados federales siguen haciendo fila, junto con los más pobres de la sociedad norteamericana, en los bancos de alimentos, para recibir una bolsa de comida y una taza de sopa caliente.

@humbertotobon


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