Por HUMBERTO TOBÓN
¿Cómo pueden los congresistas conservadores y ultraconservadores, que viven implorando a Dios y que asisten puntualmente, más allá de cualquier circunstancia, a los oficios religiosos de su comunidad, y que profesan un profundo respeto por su guía espiritual, negarse a votar para que la totalidad de los archivos del pedófilo Jeffrey Epstein sean divulgados?
Las respuestas parecen encontrarse, en primer término, en la doble moral de estos líderes políticos republicanos; y, en segundo lugar, en el temor por los costos políticos que acarrea que los electores conservadores conozcan toda la verdad del comportamiento delictivo de su líder, el presidente Donald Trump.
Para tratar de amainar la tormenta política que se ha desatado con la divulgación de sólo una parte de los archivos, tanto los congresistas republicanos como el Presidente, huyeron de Washington. De esa manera no tendrán que votar inmediatamente para obligar al Departamento de Justicia a poner a disposición pública todos los documentos.
Esta medida desesperada del Partido Republicano sólo exacerbó la curiosidad de millones de votantes, despertó la furia de muchos de sus seguidores y mostró una vez más la textura moral de Trump.
Trump, además de ser un criminal condenado por la justicia, un violador de mujeres y un empresario corrupto, ahora, gracias a lo que ya se puede leer, queda en evidencia que era un pederasta. Y a pesar de todos estos antecedentes, la mayoría de los republicanos lo siguen respaldando. Eso demuestra que una gran parte de la sociedad estadounidense está muy enferma.
Los comentarios de Epstein, muerto en extrañas circunstancias en la cárcel, sobre Trump, su amigo de fechorías, debe poner al mundo en alerta, porque definitivamente un hombre con muchos trastornos mentales está a cargo del país más poderoso del mundo. Incluyendo su ejército.
El criminal Epstein señala a Trump con los peores calificativos y desnuda su entramado financiero, mostrándolo, como ha sido habitual en los documentales sobre él, como un empresario despiadado, mentiroso, deshonesto, evasor de impuestos y muy corrupto.
Cuando la consejera presidencial Kathryn Ruemmleer calificó a Trump como “tan grotesco, verdaderamente estúpido” en una conversación con Epstein en 2017, este le respondió “peor en la vida real y de cerca… sé lo corrupto que es Donald”. Otro mensaje de Epstein, dice sobre Trump que “tu mundo no entiende lo tonto que es en realidad”.
Como consecuencia de este escándalo sexual, la novia de Epstein, Ghislaine Maxwell está condenada a veinte años de cárcel. El rey de Inglaterra le quitó todos los titulos a Andrew Mountbatten-Windsor por sus presuntas relaciones sexuales con una menor en la isla de Epstein. Sólo falta que Trump responda por este caso.
A Trump se le está viniendo el mundo encima. Nadie cree en su versión que no era amigo de Epstein. Ya está probado que abusó de mujeres mayores, y no es nada raro que también lo haya hecho con menores de edad, como lo dejan ver los correos electrónicos de Epstein. Algunos congresistas republicanos están cediendo a la presión mediática y votarían para que todos los archivos se vuelvan públicos.
@humbertotobon