Por PUNO ARDILA
Los politiqueros de bajo perfil cultural —que son la mayoría en nuestro país— están acabando con la cultura colombiana, como si ese fuera otro de sus propósitos bajos, que no forman parte de los ya no tan escondidos propósitos de sus agallas ni están en la lista de sus promesas de campaña, que quién sabe si esconden por vergüenza (si es que algo de vergüenza les queda).
Para ilustrar sus malos hábitos, hay que ver que en las campañas se hacen acompañar de “lo que al pueblo le gusta”, y a ellos, como parte del pueblo, les encanta; pero todo por fuera de cualquier posibilidad de formación, y sí de deformación, especialmente en lo relacionado con nuestra identidad cultural, como si nuestro gentilicio ya debiera cambiarse por ‘mexicanos’, ‘chicanos’ o ‘norteños’.
Pero que uno de estos politiqueros se empeñe en manipular las actividades culturales, incluso por encima de quien debe encargarse de ello, no solo es un despropósito, sino una razón más para ver con ojos críticos lo mal que están las administraciones en el sector público. En Floridablanca, por ejemplo, a pesar de las buenas intenciones que pueda tener el encargado de estas lides, las directrices se trazan directamente desde la Alcaldía, y allí quién sabe exactamente por quién.
Quien sea esta persona, por encima de cualquier sana tradición cultural, y con poder sobre el alcalde, está cambiando el sentido y la razón de la naturaleza de lo establecido, y quiere sacar los festivales del escenario, lo mismo que hizo Eulises Balcázar en su primera administración; pero le tocó lo mismo que a Balcázar en su segunda administración: aceptar, pero a la brava, que se realicen los festivales, porque estas actividades están institucionalizadas.
Quien tiene ese poder hubiera podido rodearse bien (es lo lógico: cada torero lleva su cuadrilla), pero no. El resultado fue meterle música norteña al tradicional Festival de Duetos Hermanos Martínez, y sacar a la familia Martínez, heredera musical del legado. El pueblo aplaude, claro, como en campaña; pero entiendan que meterle a un festival de música andina colombiana espectáculos de música norteña, con tantos espacios en los escenarios colombianos, especialmente manejados por politiqueros, también está muy lejos de lo que debe hacerse como parte de la gestión cultural.
Uno entiende que estos personajes hayan sido formados en la antítesis cultural que vive Colombia, pero debieran dejar hacer a quienes sí saben, que entre los suyos tiene que haber alguien que tenga algún conocimiento en estas lides y no solo en pegadera de afiches. Y dejar de hacer el ridículo.
Mensæ tegumentum. A propósito de actividades culturales, en el Socorro se realizará el IV Foro Patrimonio Cultural y Turismo Sostenible, “El Paisaje Cultural”. Están cordialmente invitados.
@PunoArdila