Mis deseos para 2026

Por PUNO ARDILA

Desempolvando el optimismo —esa forma tan pintoresca de la ceguera—, escribo esta lista de deseos para 2026. Si algo enseña la historia de nuestro país es que soñar no cuesta nada; lo que cuesta es sobrevivir. Aquí van los deseos para este año de urnas, ayunos y otras imposturas:

Que PopóPolo logre por fin leer un libro sin dibujitos, y que pueda terminar un párrafo sin decir ‘comunismo’.

Que María Fernanda Cabal tenga un año sin mamertos y de “mano firme”, aunque esa mano no sea la suya.

Que Paola Holguín reciba un mamarracho de Matador como homenaje a su obra política y a su carrera como cantante.

Que Paloma logre entender quién es el que verdaderamente manda matar a los indefensos.

Que Claudia López consiga un megáfono nuevo y una candidatura presidencial que dure hasta marzo; y que Fajardo llegue a ese mes con mejor energía que un vaso de agua tibia, interesante, sí, pero sin sabor a nada.

Que misiá Vicky tenga tantos “me gusta” como sus portadas apocalípticas, y que su campaña no sea tan “exclusiva” que ni ella misma se vote; que tenga el apoyo de sus “valientes” para aguantar un debate, y que Luis Carlos Vélez no la llame desde Miami solo para preguntarle si ya somos Venezuela.

Que HP Hernández encuentre un aro de luz lo suficientemente potente como para iluminar sus ideas, y que logre un futuro brillante en el Canal RCN, sin que tenga que grabar tantas lágrimas que el presupuesto nacional tuvo que financiarle.

Que el incombustible patriarca encuentre paz, y que sus “buenos muchachos” no le den más dolores de cabeza judiciales, porque a este paso el Ubérrimo va a tener que declarar el estado de conmoción interior.

Que Daniel Quintero encuentre un algoritmo que lo quiera tanto como él se quiere a sí mismo en sus videos.

Que Iván Duque llegue a ser el mejor al-capone (los discos), para que demuestre que sí puede servir para algo.

Que Efraín Cepeda sea capaz de entender que debe servir al pueblo y no a su mezquindad; y que el otro Cepeda, el bueno, Iván, siga siendo durante su presidencia la misma persona mesurada, racional, justa y ecuánime que hemos conocido.

Que la campaña política obligue a examen de capacidad intelectual, y que contenga verdaderas propuestas y no promesas idiotas ni tamales ni insultos contra los demás.

Que se acaben las maquinarias políticas, y que las únicas maquinarias que nos quiten el sueño sean la de Ismocol y la de Cenit, pero trabajando, no dañando las carreteras.

Que por fin terminen y entreguen la Ruta del Cacao.

Y que ojalá aprendamos a reconocernos y a vivir en paz.

¡Feliz 2026, Colombia!

@PunoArdila

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