Lo tenebroso de la “piedra de Barichara y del cemento” en la UIS

Por JULIO ACELAS*

“Toda forma de poder corrompe y el poder absoluto corrompe de manera absoluta”. Lord Acton, historiador británico.

Después de nueve años de gobernanza en la UIS dedicados exclusivamente a ejecutar multimillonarias inversiones en cemento y obras civiles -unos cinco billones de pesos-, el rector actual, Hernán Porras, pretende a lo Uribe Vélez reelegirse por cuarta vez. Lo política y éticamente correcto es el cambio y la renovación del rector y su equipo directivo en la conducción de la Universidad Industrial de Santander (UIS), el activo y el símbolo más querido por los santandereanos. El tiempo desgasta y la ausencia de transparencia, más. La UIS viene en un proceso de depreciación académica, de estar catalogada en los 80 como una de las cinco mejores del país. Pero hoy nos consolamos con figurar entre las mejores veinte en todas las mediciones[1]. Es evidente un franco deterioro de su calidad investigativa, académica y científica, en contravía de un crecimiento desaforado en construcción de “bonitos edificios de cemento”, donde, como los colombianos sabemos desde Simón Bolívar, allí se encuentra la fuente de las coimas y la corrupción que tienen desangrado al país y a Santander. 

Los indicadores no mienten. En los últimos 9 años la UIS ha tenido el mayor presupuesto de su historia: aproximadamente 5 billones de pesos, direccionados por el actual rector a través de 63.468 contratos de todo tipo. Es el poder que concentra la UIS: la contratación y el presupuesto. De ahí su POLITIZACION y el deseo desaforado que tienen los políticos de colonizarla y “seducirla”, lo cual desafortunadamente han conseguido, con las graves implicaciones éticas que ello trae.    [2]

La UIS se convirtió por arte de birlibirloque en uno de los “grandes contrataderos” de la región, como lo denunció el excandidato a la gobernación de Santander, Julián Silva, en 2023. Y lo certifican varias fuentes dentro de la universidad. La División de Planta Física y su polémico director, nombrado por el rector, se ha convertido en el cerebro de este entramado clientelista y de favores políticos, una especie de UNGRD provinciana a lo Olmedo López y Sneyder Pinilla. La convirtieron además en la interventoría de toda la contratacion, sin acompañamiento de consultorías externas que ejerzan técnicamente el control. Por ello, la elección política del rector tiene un profundo significado político y es una disputa de poder que la mayoría de los ciudadanos no alcanza a vislumbrar.

Lo que llama más la atención es que la fastuosa contratación no se acompaña de veedurías técnicas, ni rendición de cuentas, ni controles ciudadanos, como lo establece la ley 850 de 2005 y demás normas vigentes sobre la materia, a lo que el rector sibilinamente siempre dice que “no se necesita, porque todo está en la página web”. En la institución donde la transparencia debe ser el principal ejemplo, esta no existe. Todo se realiza mediante procesos a contratistas amañados y conocidos de antemano: se ha creado, testifican voces autorizadas, un cartel de nuevos ricos que han usufructuado los billonarios recursos que canaliza la UIS.

Es la hora de la transparencia, es la hora del cambio y de la renovación. No es posible bajo ninguna justificación que el rector pretenda una cuarta reelección, estando totalmente cuestionado y soportado en un entramado de poder validado y justificado por una millonaria estrategia de comunicaciones externa que “limpia y blinda la imagen” de la universidad -centrada en el cemento-, que soslaya el debate sobre los temas más urgentes y aplazados en la UIS: la investigación, la internacionalización, la seguridad, y el vínculo efectivo con la región y país.[3]

La grandeza y el orgullo que inspira el “sello UIS” termina legitimando todo, lo bueno y lo perverso, además del hecho de que sectores de la prensa han sido cooptados con publicidad y pautas que solo visibilizan lo positivo, las celebraciones, los logros, la construcción de edificios, nunca los problemas ni las voces críticas al interior de la Universidad, que son acallados autoritariamente con presiones laborales y académicas.

La universidad contemporánea debe ser un actor determinante del desarrollo regional y nacional, y ahí la UIS sigue siendo inferior. La mejor vía para resolver ese vacío es con investigación e innovación para el desarrollo, y este es uno de los grandes vacíos: el decrecimiento investigativo y científico. Pasamos del lugar 701 en 2014 al 1.201 en 2025 según el QS World University Rankings 2025.[4]

El rector Hernán Porras, como toda la clase política en Santander lo sabe, ha sido funcional a los clanes cuestionados y judicializados de Santander, algunos vinculados con grupos ilegales y el delito. Y su permanencia ha sido producto de esas alianzas y, en el último tramo, del apoyo también de los “congresistas alternativos” amigos del Gobierno actual y del cuestionado Carlos Ramón González, quienes, junto a los políticos tradicionales, sin excepción, poseen todos cuotas políticas en la UIS. Por ello, la oficina de Control Interno Disciplinario y las IAS no operan frente a las denuncias. Estas últimas, como todos saben, son controladas por los congresistas socios políticos del rector desde siempre. En efecto, las investigaciones disciplinarias en la Procuraduría de Santander (radicados IUS E2022-024305, IUC D 2022 2213420, DC 075 098 DC 11 de 2018), no avanzan y duermen el sueño de los justos, como quiera que esta entidad es del bolsillo de los congresistas que apoyan al rector, especialmente del senador Jaime Durán, como lo testimonian múltiples fuentes cercanas al congresista.   

El rector ha trenzado “acuerdos políticos” y apoyos con los grupos llamados de izquierda, “capuchos, camilistas y anarquistas”, algunos de los cuales han sido gestores del vandalismo y la violencia. Lideres estudiantiles y organizaciones han sido cooptados con nombramientos, contratos, financiación para eventos, proyectos y viajes, a cambio del apoyo a Porras, como es el caso de Jesús Maldonado, Jesús Pardo y Diana Ariza. El presidente de la asociación de egresados, ASEDUIS, fuertemente cuestionada e ilegítima, Fabio Salah, tiene millonarios contratos y lidera desde allí el apoyo a la reelección del rector. ASEDUIS ha sido funcional a los políticos y en convenio con la Asamblea de Santander ha manejado millonarios contratos para pagar las corbatas y las UTL de los diputados en anteriores gobernaciones.

Las próximas autoridades de la UIS deben priorizar la transparencia, implementar mecanismos concretos de rendición de cuentas, de control ciudadano y de veedurías, que misteriosamente no existen en la UIS. Las declaraciones de renta de los directivos universitarios deben ser de conocimiento público, como lo manda la ley, así como la elaboración de un Libro Blanco que muestre cuál ha sido el destino de los recursos y sus impactos, el estado real de las cuentas y el déficit de la Universidad, como quiera que podríamos estar abocados a una crisis institucional sin precedentes. Esta campaña ha estimulado a muchas veedurías y funcionarios internos a denunciar los desafueros y la falta de transparencia en la contratación. El proceso de elecciones se ha caracterizado por la falta de garantías de equidad y condiciones de participación ecuánimes para todos los candidatos, y la ausencia de un rector independiente que brinde igualdad y equidad. Son vacíos que el estatuto general debe reformar hacia el futuro.

Hay mucha preocupación por la transparencia, la seguridad y la confianza pública en el sistema electrónico de conteo de votos, el cual depende de dos dependencias que designa el rector-candidato: la Secretaría General y la Dirección de Tecnologías. En todas las democracias del mundo, por defectuosas que sean, el sistema electoral debe ser un órgano independiente del Ejecutivo y el legislativo. Pero en la UIS el rector concentra y maneja todo. Las denuncias sobre fraudes y anomalías de las anteriores elecciones del representante de los egresados han sido permanentes. Es urgente que exista una auditoría independiente, que lo someta a pruebas rigurosas, supervisión técnica y participación de veedurías independientes.

El tema de mayor controversia y preocupación en la UIS son los altos niveles de inseguridad, que se han disparado en los últimos años dentro del campus, considerado como una “de las ollas más grandes” de la ciudad, lo que el cemento oculta.

Lo cierto es que se requiere una urgente una política de seguridad y convivencia -preventiva y de control- que visibilice el problema que las directivas minimizan y niegan. La UIS figura en los análisis de inteligencia de la inseguridad como una de los expendios más activos y dinámicos del micro y mediano narcotráfico en el área. Ello sin ahondar en el elevado consumo, que es cotidiano y normalizado. “Circulan videos donde aparecen los jíbaros entrando a la UIS dándose la mano con los vigilantes a altas horas de la noche, cuando ya no hay entrada a la comunidad”, cuentan muchos, pero no pasa nada.

@JulioAcelas

* Historiador UIS. Doctor © en Estudio Políticos Universidad Externado de Colombia.


[1] Puesto 13 en las pruebas Saber Pro 2024;

[2] Información oficial UIS. Abril 2025 mediante DP.

Se ha denunciado en redes sociales el caso de las empresas INGENIA SOLUCIONES y MEGAMUSIC, al parecer de propiedad del contratista Javier Diaz, quienes habrían contratado presuntamente 13 mil millones de pesos en logística y suministros. En dialogo con él, solo reconoce arriba de 2 mil millones. Se ha mostrado también el caso de 1.000 millones de pesos en consultorías ficticias a cuotas y corbatas políticas sin ningún impacto en la gestión de la universidad.

[4] https://www.topuniversities.com/universities/universidad-industrial-de-santander-uis

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