¿Es posible un alcalde de izquierda en la capital antipetrista de Colombia?

Tomado de La Pluma del Gato

Por ISAÍ FUENTES GALVÁN

Mientras muchos bumangueses andan preocupados por la prima de diciembre, los buñuelos y la “pinta” del 24, una tormenta política silenciosa podría gestarse para este domingo 14 de diciembre.

Las elecciones atípicas, ese ambiente raro de nuestra floresta electoral que suele brillar por la apatía ciudadana, podrían darnos una sorpresa de esas que suelen dejar indigestos, rabiosos y echando espuma por la boca a más de uno en el Club Campestre.

El escenario parece cantado, pero en derecho electoral —y en política santandereana— hasta que no se cierra el acta E-14, nada es seguro.

Por un lado, tenemos a Christian Portilla, el candidato del ex alcalde Jaime Andrés Beltrán, quien de no ocurrir nada raro en lo que resta de esta semana, sigue siendo el archifavorito.

No nos digamos mentiras: en unas elecciones atípicas, donde el voto de opinión suele dormir la resaca de la fiesta de la noche anterior, la maquinaria es la reina. Pero, ¡casos se han visto! En Bucaramanga, Luis Fernando Cote Peña y Rodolfo Hernández son prueba de ello.

Portilla cuenta con el respaldo de las estructuras que hoy manejan la administración, con la ventaja de tener la burocracia, los contratistas y buena parte de las estructuras políticas tradicionales alineados, unos por interés y otros por miedo de que el clan Díaz Mateus se quede con todo en Santander, hecho este que representa un activo para él que pesa toneladas en las urnas.

Para el establecimiento local, Portilla  representa la estabilidad y el “orden” frente al caos que —según ellos— representa que alguien llegue a improvisar o que se les monte en el poder un nuevo clan, los Díaz Mateus con su candidato ‘El Barbas’; pero descartan la posibilidad de que la izquierda pueda ganar las elecciones en Bucaramanga. Algo impensable.  

Aquí es entonces en donde la cosa se pone interesante. Humberto Salazar, la carta del Pacto Histórico, podría dar el batacazo. ¿Cómo es posible que en la ciudad más “antipetrista” de Colombia, donde a Petro se le mira con más desconfianza que a un abogado sin corbata, tenga opción la izquierda? La respuesta es puramente matemática y de disciplina de partido.

Lo escribo porque mientras la derecha en Bucaramanga está dispersa y dividida (de 8 candidatos  6 son de derecha) la izquierda por el contrario podría (con dos candidatos dentro de los 8, Rubén Morales y Humberto Salazar) perfectamente  lograr superar este domingo sus peleas intestinas y aglutinarse  disciplinada alrededor de este último para dar el batacazo: poner alcalde  en la ‘la capital antipetrista’ de Colombia. 

Eso sin contar con que algún otro candidato, y solo poner un  ejemplo hipotético: que el profe Juan Manuel González, quien no ha ocultado públicamente su admiración por Salazar, termine uniéndosele, y que aunque eso no define, suma, pero además, lo mas importante, representaría un fuerte golpe de opinión a pocos días de la elección,  no por los votos que pueda poner, sino por el impacto político y mediático que eso representaría.

Del otro lado y por el tono de los discursos escuchados en los debates de cada uno de los candidatos, descarto cualquier posibilidad de que Jhan Carlos Alvernia pueda sumarse a Carlos Bueno o que Carlos Fernando Pérez pueda hacerlo hacia Portilla. No puede decirse lo mismo de Oviedo, a quien algunos líderes de barrio  ven sin ganas reales de ser alcalde (con una campaña según dice él mismo ‘austera’) con mas intención de contarse y mantenerse vigente, y de paso irse con el mejor postor y recoger lo de su próxima campaña. Ahí nunca se sabe para dónde soplará el viento. Por lo impredecible de su estrategia, quiero decir.   

Pero lo del batacazo de la izquierda es una posibilidad real. Así lo dejan ver no  solo que Salazar es el ‘niño diferente’, el filósofo, el pensador, el candidato disruptivo, el de los zapatos dispares, el que marca la diferencia, el ‘Mockus Bumangués’, sino también el comportamiento reciente del  uribismo y la derecha tradicional en Bucaramanga, quienes embriagados de su propia soberbia, y creyéndose que  el título de “bastión de la derecha” es vitalicio como acaba de ratificarlo la bochornosa conformación de la lista a Senado y Cámara del Centro Democrático la semana pasada (donde un par de ancianos oligarcas amigos del expresidente Uribe decidieron desconocer el liderazgo, el trabajo social y político que por años desarrollaron importantes líderes  de ese partido en  la región para finalmente optar por designar a dedo a unos perfectos desconocidos y recién llegados al partido por los que probablemente solo voten sus mamás y ellos mismos), parecen anunciar la debacle.

Olvidan además que el electorado de izquierda, aunque minoritario en la ciudad, es disciplinado, militante y terco. Y que en un probable escenario de alta abstención —fenómeno típico de estas jornadas decembrinas—, quien logre arañar algo de opinión y logre sacar a sus 30 o 40 mil  fieles a votar, incluso menos, podría ganar la alcaldía.

El dato: la izquierda obtuvo en Bucaramanga cerca de 40 mil votos en la pasada consulta popular.

Así pues, si Humberto Salazar, el candidato del Pacto Histórico llegare a ganar, no habrá sido porque Bucaramanga se haya vuelto repentinamente comunista ni porque se haya  enamorado de la ‘Paz Total’ de Petro. Será por el excelente ‘producto electoral’ que es Salazar, quien se vende solo: es independiente, incluso ha logrado desmarcarse de la sombra de Petro. Y sobre todo, por la incompetencia estratégica de una dirigencia local de derecha elitista, clasista y excluyente, alejada de sus bases, fragmentada y confiada. Ello sería una derrota monumental para la derecha y el uribismo; que  sus encumbrados Marqueses y Condesas, entre vallenatos y whisky en El Campestre y el Club del Comercio perdieran  el bastión del nororiente por haber descuidado su propio patio. Imperdonable por el rey.

No se les haga raro entonces que a pesar de que Cristian Portilla (en mis cuentas) sigue siendo el archifavorito, y que lo más probable es que gane, se les cuele Salazar, incluso por encima del candidato del gobernador, Carlos Bueno, ‘El Barbas’. Y en un abrir y cerrar de ojos, de un boletín a otro, resulte segundo por encima de otros favoritos, o incluso elegido alcalde de Bucaramanga, lo que sería literalmente una verdadera bofetada de Petro y la izquierda a sus opositores; a la ciudad misma por antipetrista; al gobernador el general (r) Juvenal Díaz Mateus y especialmente, al exmandatario local Jaime Andrés Beltrán, quien ha logrado posicionarse a nivel nacional como uno de sus mas ácidos y mordaces críticos y opositores al gobierno nacional.

Imaginen la ironía: que la “Jerusalén” del rodolfismo y el antipetrismo termine gobernada por un alfil del Presidente. Sería la prueba reina de que, como reza aquel viejo adagio jurídico, nemo auditur propriam turpitudinem allegans (nadie puede alegar su propia torpeza). Una irónica y autentica humillación.

Varios analistas coinciden en que  estas elecciones atípicas probablemente se  definan por voto finish. Eso, sumado a una derecha dividida y a que de los 8 candidatos ‘El Barbas’ y Salazar son quienes más se perfilan como favoritos para capturar ‘voto de opinión’ a boca de urna, podría hacer que este 14 de diciembre presenciemos en Bucaramanga una auténtica  sorpresa, mejor dicho, una de dos: un susto de Navidad… o un verdadero ‘batacazo’.

Si  la derecha pierde la alcaldía de Bucaramanga, que los Marqueses y las Condesas no busquen culpables en la “Oficina de Dubái” ni en conspiraciones del Foro de Sao Paulo. Deberán buscarlo en  la torpeza y el clasismo de una derecha excluyente y desconectada de las regiones, cuyos nobles y octogenarios líderes regionales prefirieron fundar su pretendido liderazgo sobre la arrogancia de creer que el poder es una herencia y no una conquista diaria que se construye con trabajo social y político.

@isafuga

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