No es muy atrayente caminar una ciudad en la que los andenes y parte de las calles están inundados de basura, denotando, de un lado, la falta de civismo y compromiso ciudadano y, del otro, ausencia de una buena planeación para la recolección y el barrido oportunos.
La suciedad de las áreas urbanas tiene consecuencias dramáticas en términos de desarrollo y crecimiento, dado que pierden atractivo para sectores tan importantes como el turismo y el comercio; es un indicador negativo para las decisiones de inversión; y una de las principales causas de que áreas residenciales vean estancada o disminuida su valorización.
Ese espectáculo desagradable de tener que hacerles el quite a bolsas de basura rotas, que dejan regadas sobre prados y andenes los contenidos, con olores nauseabundos, y una cantidad de gallinazos disputándose los sobrantes, es el que se ve en aquellas ciudades con débil gobernabilidad y ciudadanos con poco sentido de pertenencia.
No hay nada de fascinante visitar los lugares emblemáticos de la ciudad y tener que presenciar cómo habitantes de calle hurgan en las canecas de basura, esparciendo su contenido, sin que ninguna autoridad controle ese comportamiento. Tampoco es muy recomendable, tentador o sugerente sentarse en un restaurante y tener como panorama una montaña de basura y un olor a comida descompuesta.
Es tormentoso para los habitantes tener que vivir en sectores llenos de basuras y roedores como San Bernardo en la localidad de Santa Fe en pleno centro de Bogotá; o las zonas aledañas a la calle 65, el puente del Mico o la avenida Guayabal en Medellín; o la avenida Ciudad de Cali en la capital del Valle del Cauca; o el caño de la Ahuyama en el mercado público de alimentos de Barranquilla; o en inmediaciones del colegio Camacho Carreño en Bucaramanga, o en la zona céntrica de Pereira, según los reportes de los medios de comunicación.
Las autoridades deberían aplicar el “comparendo ambiental” definido legalmente desde hace 17 años o el código nacional de seguridad. Ambas normas buscan sensibilizar, pero también sancionar, a quienes incumplen con la adecuada gestión de los residuos sólidos, para evitar que sus comportamientos vayan en contravía de la convivencia, la salud pública y el medio ambiente.
Hay que insistir en las campañas de limpieza y de manejo adecuado de los residuos producidos por el comercio, los restaurantes, la industria y las familias. Es maravilloso vivir en medio de la higiene y el aseo.
@humbertotobon