El malestar de Sebastián Torres con Elon Musk

Por ERWIN FABIÁN GARCÍA

La historia de vida de Sebastián Torres en Los Informantes permite entender cómo cada vez se normalizan las prácticas autodestructivas y de daño a otras personas cuando se ha sufrido de daños agudos emocionales en la niñez, que no han sido atendidos o sanados.

Elon Musk y Sebastián Torres, dos niños maltratados de manera aguda. Desde niño, Sebastian competía con su hermano para recibir el amor de sus padres.

Dos niños muy inteligentes, como todos los niños y niñas al comienzo, que por los daños emocionales agudos en la niñez, la falta de reconocimiento adecuado por parte del padre y la madre, se obsesionan con buscar reconocimiento, el que no tuvieron de manera oportuna en su infancia.

Dos seres humanos que por sus daños agudos emocionales en su niñez se acostumbran a alejarse cada vez más de las prácticas verdaderas e innatas del autocuidado y cuidado de las personas, normalizan consumir cada vez más sustancias para aparentar estar bien, luego vienen las crisis agudas que los acercan a las posibilidades de un suicidio, como lo describe de manera generosa Sebastián en el informe, y que se puede ver haciendo clic en este enlace.

Mantenerse en contextos de rivalidad y competencia permanente, sin cuestionarlos de manera cotidiana, agrava las enfermedades emocionales y mentales, normaliza obsesiones que aumentan las prácticas autodestructivas y de daño a los demás. Como lo ilustra Sebastian con bastante detalle, la obsesión enfermiza crónica de Elon Musk por colonizar Marte lo autodestruye cada día más, pisoteando a muchas personas por su obsesión de reconocimiento.

Muy nteresante ver cómo la inteligencia innata de Sebastián le permite aprender de forma organizada colaborativa sobre conocimientos muy sofisticados, sin necesidad de la escolaridad obligatoria convencional. Un pinche título de pregrado en la ingeniería industrial, la de menor estatuto en las escalas académicas convencionales, le fue suficiente para vincularse al mercado laboral. Luego, en el proceso de selección para trabajar en sofisticados proyectos aeroespaciales, no necesitó de títulos o certificados de supuestas experiencias.

Desafortunadamente estos seres humanos por sus daños agudos emocionales en la infancia normalizan escindir lo mental cognitivo de lo emocional afectivo. Por eso se convierten en monstruos, porque son gobernados por sus emociones más enfermas.

Como lo demuestran cada vez más investigaciones científicas, el éxito, poder, el dinero abundante o la fama nada tienen que ver con vivir realmente bien, es decir, vivir verdaderamente tranquilos.

Ojalá Sebastian no se distraiga más de las causas principales de los problemas graves que vive. Es indispensable que avance con intensidad en su proceso de autoconocimiento y sanación emocional profunda, de manera personal y colectiva. Sí, qué bueno que ahora esté en esos procesos en el eje cafetero, pero indispensable intensificar de manera cotidiana el proceso de sanación emocional. De lo contrario no podrá evitar más crisis graves, como las que describe.

He tenido vínculo directo e indirecto con bastantes «Sebastianes», y desafortunadamente muchos no han logrado evitar el suicidio. Tragedias personales que, por cierto, cada día crecen más en Colombia y en el mundo.

@ErwinFabianGL