Después del disparo, que hable el corazón y no la rabia

Por GERMÁN ANTONIO LÓPEZ*

El atentado contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay no solo es un hecho repudiable desde cualquier orilla ideológica; es una herida profunda en el alma de un país ya fracturado por la polarización y el odio político. Hoy, cuando su vida pende de un hilo, lo primero que deberíamos hacer —como sociedad, como ciudadanos, como seres humanos— es unir nuestras voces en un clamor por su recuperación. Antes que político, es una persona, un esposo, un padre, un hijo.

No podemos permitir que este hecho doloroso se convierta en más gasolina para incendiar el debate público. Ya lo vimos: a las pocas horas del atentado, mientras su familia pedía oraciones, algunos comenzaron a hacer cálculos políticos, a señalar culpables sin pruebas, a usar el dolor como munición para sus trincheras ideológicas. Y no solo desde un lado: tanto en la derecha como en la izquierda, hubo quienes no perdieron la oportunidad de convertir la tragedia en espectáculo.

El presidente Gustavo Petro dijo en su alocución: “Sabemos que hay una diferencia política entre la familia Turbay Uribe y el Gobierno, pero es solo política.” Esa frase debería marcar el tono del país en este momento. Que sea solo política. No odio. No guerra. No insulto. No balas.

La campaña presidencial que se avecina tiene el potencial de ser la más sucia de nuestra historia reciente. Y eso, más que una predicción, parece una advertencia. ¿Vamos a dejar que nos vendan otra vez el miedo para votar? ¿Vamos a repetir el libreto del enemigo interno, del apocalipsis si gana “el otro”? ¿Vamos a permitir que nos arrebaten la posibilidad de tener un debate democrático, digno, centrado en ideas y no en el terror?

Colombia necesita un nuevo contrato social basado en el respeto. Y eso comienza por reconocer que incluso nuestros más duros contradictores tienen derecho a la vida, a la palabra, a la diferencia. Que ningún niño de 14 años debería terminar con un arma en la mano intentando matar a alguien por encargo. ¿Qué estamos haciendo tan mal como sociedad para llegar a este punto?

No necesitamos más rencor político. Necesitamos más educación, más justicia social, más espacios donde el desacuerdo no se traduzca en violencia. Es momento de dejar atrás el juego de buenos y malos, de patriotas y traidores. Porque si algo ha demostrado la historia reciente es que todos perdemos cuando triunfa el odio.

Hoy, la prioridad es la vida de Miguel Uribe. Mañana, será la vida del país. Y para salvar ambas, necesitamos algo más fuerte que las balas: necesitamos humanidad.

@GermannLopezz

* Caleño comunicador social / Director de comunicaciones. Fundador del medio independiente @LaOrejaRoja

Imagen de portada, tomada de https://www.bbc.com/

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