Por PUNO ARDILA
—Se nos viene otro año de elecciones, con todo lo que implica —suspiró el profesor Bernardino—; empezando por tener que enfrentarlas con un mundial de fútbol, como siempre, como todos los años. Semejante proceso tan importante coincide siempre con el mundial, y con nuestra selección a bordo. Un proceso tan serio como este (bueno, que debiera ser serio; que ojalá fuera serio) no solo cuesta en dinero, sino en lo social, en desarrollo, en confianza. Cada vez descendemos más en valores, en convivencia, en identidad cultural, y frente a ello tenemos un mundial de fútbol, que distrae por completo la atención general.
—Así se anestesian —contestó el ilustre profesor Gregorio Montebell—; el fútbol les sirve para esconder la cabeza de una realidad ajena e indiferente.
—Eso, y luego, entonces, terminan votando por un influenciador o por cualquier chánchiro, como dicen ustedes —intervino Catalina Arana.
—Los influenciadores también pueden participar —contestó Montebell—, como que es parte de los derechos constitucionales, por supuesto, elegir y ser elegidos. Pero este derecho constitucional debiera tener fundamentos; por ejemplo: un lustrabotas fue elegido concejal de Bogotá porque se ejerció este derecho, pero hay que ver que su aporte fue solo ese, el de demostrar que esta democracia nuestra aguanta lo que sea que llegue al abanico inmenso de candidatos. Que sea influenciador o embolador o lo que sea, no importa; lo que debiera importar es que tenga preparación para ejercer el cargo. Imagínense ustedes qué pueden aportar la Liendra o Epa Colombia en el Congreso, aparte de llegar a dar alaridos, que es la constante en ese recinto, o a transmitir en directo sus payasadas y sus groserías. Pero, en vez de pensar en que el destinatario de su voto no pueda ser un influenciador serio, pero sí un patán del nivel del Miguel Popopolo, revisen las hojas de vida y tómense el tiempo para analizar las publicaciones de estos influenciadores, que entre queratinas y opiniones racionales y argumentadas es posible que encuentren por quien votar. En muchos casos, es mejor votar por un influenciador con opiniones sustentadas y no por caciques y gamonales que llegan para quedarse y para llenarse los bolsillos.
—Pero la gente se equivoca también al elegir a un influenciador —insistió Catalina.
—Claro; goles hay, no solo en el mundial. Si el Duque fue presidente, cualquier cosa puede pasar; y si no vea el caso del HP Hernández, que entró como verde y se volvió morado. Si la gente hubiera analizado, cuando menos un poco, se habría dado cuenta de que este tipo solo habla huevonadas, y eso llegó a hacer al Congreso, y a gritar y a maltratar, y ese no es el papel de un congresista.
@PunoArdila