Complacencia, connivencia, contubernio

Mientras intentaba sortear esa jungla en la que se ha convertido la ciudad, se quejaba el taxista de forma repetida (con todos los ejemplos a la vista) por la forma como los motociclistas invaden los espacios y cometen todas las infracciones humanamente posibles. «Todo con la complacencia de las autoridades», concluyó.

—¿Acaso ‘complacencia’ no es cuando usté llama a una emisora para que le pongan una canción? —protestó Maurén—; claro que no siempre, porque yo recuerdo que uno quería pedir una canción, pero siempre le decían a uno qué canción pedir, porque ellos ya las tenían organizadas. Terminaba la canción, sonaban tres veces un timbre de teléfono y hacían como que contestaban: «Buenas tardes; gracias por llamar a su programa Música al Vuelo…». «Buenas tardes; para participar en el programa…», decía uno. «Con mucho gusto; ¿con qué canción podemos complacerla?». Y había otro programa, “Discoteca Popular”, que también lo complacía a uno, pero en ese sí tocaba pagar para que pusieran a sonar a las Hermanitas Calle, que eran las que me gustaban. ¿Ven?: ahí está eso de las ‘complacencias’, que le pusieran a uno las canciones, no que tuviera que ver con las autoridades.

—Los dos usos son correctos, querida Maurén —intervino El Sapo Inquisidor—, porque ‘complacencia’, de acuerdo con el DLE, se refiere a «satisfacción, placer y contento que resulta de algo», de modo que el término es aplicable tanto para el gusto que te daban con las canciones como para la autoridad, por el hecho de que no pone a sus representantes en las vías para hacer cumplir las normas.

—¿Y cómo se dice —replicó el ilustre profesor Gregorio Montebell— cuando a alguno de esos representantes de la autoridad se le ve una sonrisa leve y relajada viendo pasar en contravía una motocicleta con dos adultos y tres niños, sin cascos, sin luces ni placa?

—En casos como el nuestro, que no solo vemos las calles de la ciudad atestadas de infractores, pero sin un agente ni para un remedio, sino que cuando aparecen se hacen los de la vista gorda, ya no podemos hablar de ‘complacencia’, sino de ‘connivencia’, que es, de acuerdo con el DLE: «Disimulo o tolerancia en el superior acerca de las transgresiones que cometen sus subordinados contra las reglas o las leyes bajo las cuales viven».

—¿Y cómo se dice cuando se sabe dónde están los ladrones y las ollas y dónde será el pique y quién se roba el dinero del erario, pero no pasa nada?

—Eso se llama ‘complicidad’.

—¿Y cuando extienden la mano y cierran los ojos y acuden a las ollas a recoger, pero no a hacer cumplir la ley?

—Eso se llama ‘contubernio’.

—Por eso.

@PunoArdila

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