Por YOLANDA SOLER MANTILLA*
La aspiración del ex Defensor del Pueblo Carlos Camargo a ocupar un asiento en la Corte Constitucional enfrenta un fuerte cuestionamiento: durante su gestión habría nombrado en la entidad a familiares de magistrados de altas cortes y de senadores, práctica que revive la polémica por el uso de cargos públicos como moneda de favores.
El antecedente inmediato está en la Sentencia 00011 de 2016 del Consejo de Estado, que declaró la nulidad del acto por el cual el Senado de la República eligió al doctor Alejandro Ordóñez Maldonado como Procurador. En ese fallo, la corporación advirtió que:
“El acceso a la función pública no puede obedecer a favores personales o compromisos políticos, sino al principio de mérito consagrado en el artículo 125 de la Constitución Política.”
El tribunal también sostuvo que este tipo de nombramientos constituyen tráfico de influencias, incluso sin pruebas de contraprestaciones directas:
“El solo hecho de favorecer con empleos a familiares de quienes tienen poder de decisión en la rama pública configura una indebida presión sobre la administración.”
Aunque en el caso de Camargo no aplica la pérdida de investidura, analistas sostienen que sí se vería comprometida su idoneidad para llegar a la Corte Constitucional, tribunal que demanda la más estricta independencia frente a intereses políticos y familiares. Para algunos expertos, este tipo de conductas podrían dar lugar a inhabilidades sobrevinientes y a investigaciones disciplinarias.
La pregunta de fondo es si un funcionario que usó la Defensoría del Pueblo para tejer lazos clientelistas puede garantizar la autonomía de la Corte Constitucional. Como advirtió el Consejo de Estado en 2016:
“El nombramiento de familiares de magistrados y otros altos funcionarios (…) constituye una práctica de clientelismo político que compromete la independencia de las instituciones.”
En este escenario, el pasado de Camargo podría convertirse en su mayor obstáculo para alcanzar el cargo más codiciado de la justicia constitucional.
* Santandereana arrecha con todas las jodas jijuepuercas que pasan en este país.