¿Arrodilló Trump al presidente Petro?

Por HORACIO DUQUE*

Un fuerte choque ocurrió el domingo pasado entre el presidente Gustavo Petro -jefe de un pequeño Estado Latinoamericano- y el señor Donald Trump, presidente de la más poderosa potencia imperialista del mundo.

Se trata de un evento sin antecedentes en la historia de Colombia, salvo el caso del enfrentamiento del expresidente Carlos Lleras Restrepo en 1967 con el Fondo Monetario Internacional FMI a raíz de la imposición que pretendió hacer ese organismo multilateral a la agenda económica progresista de ese patriarca liberal.

En un extenso, indignado y argumentado Tweet, Petro repudió la deportación de decenas de colombianos traídos en condiciones ultrajantes en aviones gringos, donde iban esposados de manos y pies, desconociendo los más elementales derechos de estas personas. A ellos Trump había tachado delincuentes, asesinos y narcotraficantes sin ningún respaldo judicial, a la manera como él suele manejar su ejercicio político y gubernamental, cargado de toda la simbología neonazi (goebbeliana) que se está volviendo muy común en las esferas gubernamentales como en el caso del tecno millonario Elon Musk.

Petro le salió rápido al paso a la feroz ofensiva anti inmigrante de Trump que, desde el 20 de enero, se dispuso con decenas de órdenes ejecutivas que están dando curso a la narrativa ultraderechista del programa electoral que derrotó a los demócratas de Biden y Kamala Harris el pasado mes de noviembre, cuando los republicanos se alzaron con un triunfo aplastante en el voto popular, en el Colegio electoral, en las cámaras legislativas, sumado al dominio absoluto de la Corte Suprema de Justicia.

La importante reacción de Petro no se puede aislar del actual contexto global caracterizado por el vertiginoso ascenso de la ultraderecha en el ámbito internacional con su agresiva agenda ultra liberal, en la que predomina una tendencia muy agresiva dispuesta a imponer una dictadura de corte tecno fascista en la presente época.

De manera inmediata se dio la respuesta violenta desde Washington para tachar de socialista a Petro, enfatizando su supuesta impopularidad entre la ciudadanía colombiana, que es el cuento con el que andan los del uribismo trasnochado para preparar su regreso al poder en el 2026 cuando se darán las elecciones presidenciales.

A renglón seguido, las redes mediáticas deslizaron el paquete trumpista de amenazas contra Colombia y el gobierno de Petro, anunciando incrementos (50%) descomunales de los aranceles a las exportaciones colombianas (café, petróleo, flores, frutas), suspensión de visas en masa a Petro, los ministros, funcionarios e integrantes del Pacto Histórico; cierre de los servicios consulares en Bogotá para los visados; sanciones económicas; descertificación en materia de drogas y otra tanda de medidas ultrajantes para notificar que sus medidas anti inmigrante se cumplirán a raja tabla. A sangre y fuego. Sin tregua.

Poco faltó para que se anunciara un emplazamiento de portaviones en los océanos colombianos, se enviaran naves de guerra y demás artefactos bélicos (drones), como los que se utilizan ahora en las guerras de Ucrania y contra el pueblo palestino en Gaza.

El archirecontraconocido paquete imperialista que ha servido para bloquear a Cuba, Rusia, Venezuela, Bolivia, Irán y Nicaragua.

¡Y quién dijo miedo! De inmediato se movieron todas las fichas del establecimiento colombiano, armando tremendo escandalo para tildar de loco y enfermo a Petro presionándolo con todo el entramado estatal, especialmente el de la Cancillería y su Ministro Murillo, quien se coordinó con Richard Grenell (Ver enlace), el agente de la Cia, encargado por Trump de las relaciones de su gobierno con Corea del Norte y Venezuela, para echar atrás lo actuado y ordenado por el Jefe de la Casa de Nariño.

Tal viraje, movido y encaminado por Murillo, Sarabia (nueva Canciller), el embajador en Estados Unidos García-Peña, y en los entretelones por Uribe Vélez (Ver enlace), los conglomerados empresariales, exportadores, bancarios, de la derecha y las encumbradas redes militares/policiales, implicó un repliegue en la postura inicial del presidente, quien fue marginado en la cadena de medidas, a la manera de un golpe burocrático de estado momentáneo, que las grandes corporaciones mediáticas de la ultraderecha (Semana, Blu radio, el Tiempo, Reuter) presentaron como una derrota, una arrodillada y un “recule” de Petro, que, por las posiciones posteriores no fue tal, pues el presidente avanzó en su enfoque soberano para proyectar la red internacional de resistencia frente a la nueva realidad de la cruda imposición imperialista, que por lo visto ya concita enemigos a diestra y siniestra, incluyendo otros estados, otras comunidades y, obviamente, a los trabajadores y a las masas populares de las periferias contemporáneas.

Petro no quedo de rodillas y su posición lo coloca en una postura de vanguardia en el rechazo latinoamericano a la andanada imperial. Ya se convocó una reunión de la Celac en Honduras para coordinar una estrategia regional que incluya a México, Brasil, Venezuela, Honduras, Cuba, Nicaragua enfocada en la lucha para derrotar la demencialidad neo fascista del desafiante y agresivo gringo del supremacista blanco.

@HoracioDuque8

* Horacio Duque es historiador y analista político.