After Life: lo que queda tras la pérdida de un ser querido

Por YESS TEHERÁN

Y así, el corazón se rompe,

pero aun roto, pervive.

Lord Byron

Decía el poeta César Vallejo en su famoso poema Los heraldos negros que hay golpes tan fuertes que parecieran surgir “de un golpe de Dios”. Vallejo por supuesto no hacía referencia a los golpes físicos, sino más bien a dolores existenciales que por su contundencia nos deja completamente destrozados, sin piso.

El planeta Tierra tiene más de ocho mil millones de habitantes. Sin embargo, son pocas las personas con la que logramos conectarnos de verdad; perder a alguien con quien tejimos lazos profundos es uno de esos golpes de los que hablaba Vallejo, y es la premisa de la serie escrita y dirigida por Ricky Gervais para Netflix: After life.

Traducida para Latinoamérica como Más allá de mi mujer, la serie cuenta la historia de Tony (interpretada por el mismo Ricky Gervais), un hombre de edad madura que acaba de perder a su esposa Lisa por cáncer terminal. Tony, que trabaja para una gaceta local, no tiene ningún reparo en expresar abiertamente su desprecio hacia la vida y su decisión de acabar con ella, en cualquier momento.

Así, la vida de Tony transcurre en una rutina inalterable: despierta cada mañana viendo videos de su difunta esposa, alimenta a su perra, visita a su padre en el hogar de retiro, trabaja, acude a la tumba de su esposa y regresa a casa a embriagarse, para seguir viendo videos de Lisa. En medio de esta cotidianidad vamos conociendo a los demás personajes: Emma, la enfermera que cuida a su padre, Matt, el hermano de Lisa que dirige la gaceta donde trabaja Tony; Anne, una mujer que conoce en el cementerio; Sandy, una nueva compañera, y Kath, el contrapeso al escepticismo de Tony.

Todos ellos comparten el deseo de mantener a Tony con vida, de anclarlo a la existencia pese a su reiterada voluntad de morir; pero también, pese a sus diferencias de carácter los une una misma percepción de sí mismos: se saben perdedores, personajes patéticos que van a la deriva y que, a su modo, luchan por no naufragar, por sostenerse en cada día.

A pesar del cariño que expresan los demás hacia Tony, nada parece sacarlo de su entumecimiento por la muerte de su esposa: ¿cómo se continúa viviendo cuando la persona que significaba todo para ti, deja de respirar? ¿Cómo no sucumbir ante el dolor insoportable de la pérdida?

El duelo por la muerte de una persona que amamos no sólo es la certeza de no volver a verla; también es saber que el que fuimos, ha desaparecido con ella. Son los ojos de amor que no volverán a encontrarte y al mismo tiempo la identidad que se quiebra como una amputación: porque junto a ese ser querido crecimos, nos formamos, nos acompañó y nos eligió como alguien único.

En medio de esa ruptura, el dolor de escoger la vida —aunque parezca sencillo— se vuelve una tarea difícil. Constantemente nos cuestionamos, primero a nosotros mismos sobre el sentido de esa identidad que se desdibuja ante la pérdida, ante esa mutilación que no recae únicamente en quien se ha ido, sino también en el ser que éramos y que de algún modo murió con esa persona.

Así las cosas, sobrevivir a un ser amado puede sentirse como una traición a todo lo vivido, porque la vida siguió también para nosotros y volver a tener momentos especiales se sentirá como una infidelidad. Ricky Gervais invita con su serie a una conversación abierta sobre el duelo: éste no va en línea recta, y no siempre queremos superarlo; también nos habla sobre el impacto que nuestra existencia tiene en la vida de los demás, los efectos de cada gesto, positivo y negativo, por pequeño que este sea.

After Life nos recuerda que, aunque el dolor no desaparece, la vida insiste y sigue insistiendo. No se trata de remplazar lo perdido ni de cerrar definitivamente la herida, sino de aprender a convivir con ella, a reconocer que seguimos aquí —imperfectos, fracturados— pero todavía capaces de gestos de bondad, de encuentros inesperados, de una ternura que, aun frágil, se sostiene. La serie de Gervais no ofrece respuestas fáciles: propone más bien la certeza de que seguir viviendo es un acto de valentía silenciosa, un modo de honrar a quienes amamos y también a quienes aún somos, incluso después del naufragio.

@barcelonasilvo1

0 0 votes
Article Rating
Subscribe
Notify of
0 Comments
Newest
Oldest Most Voted
Inline Feedbacks
View all comments
0
Queremos conocer tu opinión. Regístrate y Comenta!x
()
x