Por ISMAEL OROZCO*
Grave problema tenemos con el país bloqueado por los productores arroceros. Se quejan de bajos precios para comprarles el arroz verde (sin pilar). Los molineros que imponen esos precios no precisan bien por qué los determinan. Exponen como argumento generalizado el contrabando y los Tratados de Libre Comercio que permiten importar arroz barato de otros países, sobresaturando el mercado.
Extrañamente nada dicen de la sobreproducción nacional agregada, acumulando grandes volúmenes de producto en el mercado que hacen bajar precios (ley de oferta y demanda).
Es el mismo problema de la papa el año pasado y de la leche el antepasado. Y así seguiremos si no se actúa diligentemente en un asunto vital, como es la comida y de los productos más consumidos en el país. Que suba el precio del mango o la papaya no lo mismo.
Grave vaina para usted, señor Presidente, porque enfrentar el asunto, para mañana y pasado mañana, obliga decisiones político-económicas y hasta ideológicas, que pueden generar mucho ruido internacional, sobre todo si tenemos presente la existencia del “emperadorcito” Trump metido en todo, con un gran garrote para golpear a quien se salga de los moldes, que él caprichosamente determina, no para su país sino para el resto del mundo. Si le hacen juicio al expresidente Bolsonaro, amigo de él, en entonces apabulla a Brasil con aranceles del 100 % para sus exportaciones y para quien comercie con ese país.
Aquí estamos expectantes y algo temerosos por lo que pueda ocurrir a raíz de un fallo judicial el 28 de julio 28, alegando el procesado el fácil pretexto de querer el Gobierno atentar contra el libre mercado, si se acepta la petición de los arroceros de que le fijen precios de sustentación.
Pues bien: hay que planificar la economía. No les gustará eso a los tecnócratas formados en la escuela gringa de Chicago y a ciertos “libertarios” estilo Milei, el argentino. Pero ante sus disgustos se debe responder con los éxitos de economías como la de algunos países europeos y la de los capitalistas chinos de la China, mas que la de los chinos de Taiwán.
Hubo un momento crítico en Francia hace décadas, que obligó a sus gobernantes, con ideario socialista, a enfrentar problemas de sobreabundancia, similares al nuestro.
Ellos apelaron a la herramienta que suministraba el economista Ruso Wassily Leontief, con sus matrices. Con ellas se determina qué cantidades de insumos y costos se requieren para producir cada tonelada de determinado producto. Conocido el total de ese producto que requiere el país para su soberanía alimentaria (con costo), proceden a fijar el capital subsidiado que prestará la banca pública a los agricultores para que procedan.
Si quieren cultivar más de lo asignado, pueden obtener más recursos, pero ya no subsidiados. Los agricultores no se quiebran porque tienen mercado a precio justo y los excedentes se exportan. Francia no se volvió comunista por proceder con el ejercicio en mención.
Hacer algo parecido en Colombia no le quedará fácil, señor Presidente. Pregonarán sus opositores que usted recibe instrucciones del presidente Maduro para hacerlo a imagen y semejanza del comunismo venezolano, fijando precios (ni más ni menos de lo que piden los arroceros) y coartando la libertad de los poderosos a disponer de los recursos disponibles en la forma que ellos quieran. Desafortunados ellos, que no podrán mostrar los “éxitos” de Milei en su país; con su moneda devaluada, la gente “tirando pata” porque sus ingresos no alcanzan para pagar transporte público y los jubilados pasando hambre por la exagerada inflación.
Mucha diferencia con lo que sucede aquí, donde el dólar no está a $7.000 como lo vaticinaban los opositores, la gente hasta compra moto y los jubilados no piden limosna.
Y lo complicado, para defenderlo políticamente, es que usted no cuenta con un partido compacto en su militancia y hoy muy disperso ideológicamente, dentro de la “montonera” (más de 12 grupos o movimientos) asociada.
Se dice que en política no hay amigos sino socios, y que muchos de ellos tienen diferentes intereses. Usted, señor Presidente, lo ha podido confirmar gobernando. Se equivoca escogiendo ministros y altos funcionarios que según usted mismo, no conocen su plan de desarrollo y mucho menos cómo desarrollar un mínimo de sus políticas públicas.
Conformar un gabinete de liberales con pensamiento de avanzada (progresistas que no llegan a revolucionarios y piensan como el presidente Lula), junto a retrógrados que siguen el accionar de César Gaviria, Pastrana, Santos, Vargas Lleras o cualquier oscurantista pastor religioso, no ha resultado. Prueba de ello es que ha cambiado a más de 50 ministros porque en el fondo resultan, muchos de ellos, reaccionarios que no obedecen el mandato del contribuyente que les paga su salario para que cumplan un programa, sino que obedecen a quien los nomina. Y ellos no son socios del Pacto Histórico, mucho menos amigos.
Finalmente, señor Presidente, seguramente se ha dado cuenta de que los bloqueados por las protestas son los camiones, buses y autos; que ni los aeropuertos o las carrileras son bloqueados.
Los trenes modernos (eléctricos, trocha estándar y veloces) atraen pasajeros y carga por ser eficientes, a diferencia de los de hace 70 años que hoy tenemos, y que por más rehabilitados que pretendan hacerlos, no le sirven al país, porque seguirán siendo igual de lentos e ineficientes. Fenoco cambió rieles entre Chiriguaná y Santa Marta y sus velocidades pasaron de 35 a 40 km/h. Aumentó capacidades en el tramo, porque construyeron segunda carrilera en paralelo. Ahora mueven el doble de trenes. La ANI adjudicó recientemente cambiar 205,5 km de rieles entre La Dorada- Chiriguaná, y eso es muy costoso, porque también hay que cambiar las traviesas. La velocidad que lograrán será igual a las de Fenoco. Resultará ineficiente y nada mejorará con respecto al camión.
Señor Presidente: deje iniciado el primer kilómetro de ese nuevo ferrocarril entre Bogotá y Santa Marta, por la variante Carare, para que NO se repita lo del metro elevado. Trenes directos y carrileras modernas hacen posible que la carga solo demore 10 horas entre origen-destino, y no las 168 horas de hoy, con trasbordo. Y los pasajeros aparecerán porque solo demoran 5 horas.
* Ingeniero de Transportes y Vías de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC). Exalcalde de Floridablanca, gerente de los Ferrocarriles Nacionales división Santander, director del distrito 15 de Carreteras del entonces ministerio de Obras Públicas.