En la tarjeta de invitación se avisa no solo que toca hacer buena cara y echarle plata al sobre. Indican también qué ropa toca llevar para ir uniformado como los demás.
Le hicieron el feo a Zelenski por no llevar saco y corbata a la cita con las hienas que lo esperaban para el matoneo. Pobre. Debió haberse uniformado como sus verdugos, vestido oscuro y corbata roja. Y hubiera quedado lindo, y tal vez no lo hubieran agredido tanto.
Frente a la pregunta necesaria, según los cánones sociales, de cómo toca uniformarse para asistir a una reunión, fiesta, baile o jarana, o como sea que se le llame, puede ponerse uno a pensar que la respuesta depende de varios factores, entre ellos el embeleco que traza la moda, que por ser tan fea cambia a cada rato; y las costumbres de cómo debe ir uno vestido también cambian: que corbata negra, que punto en blanco, que hawaiano, que carnavalero, que mexicano, que años sesenta, etcétera, etcétera.
Desde hace años, cuando las parejas se casaban y se iban del país (en vez de irse primero y casarse después, porque se irían con las manos vacías), surgió la idea de pedir a los invitados que en vez de regalo ofrendaran dinero, para que los viajeros no tuvieran problemas con el trasteo. Y esa idea se volvió costumbre, porque ahora se pide “lluvia de sobres” hasta para un cierre de tejado, como si el invitado tuviera que costear las viandas y la bebeta.
Hoy, en la tarjeta de invitación se avisa no solo que toca hacer buena cara y echarle plata al sobre. O, en el mejor de los casos, dónde toca ir a comprar el regalo y qué comprar, sino que le indican a uno qué ropa toca llevar para ir uniformado con todos los demás, especialmente los hombres, que generalmente deben ir con vestido oscuro y corbata (casi siempre roja), y solo varían con la “moda” algunos detalles menores. Los hombres pueden ir siempre con la misma pinta del uniforme: saco y corbata: en cambio a las mujeres sí que les va mal, porque no pueden repetir vestido; que eso —según las mujeres— se ve muy mal, porque los hombres realmente poco se fijan en esas cosas. Un amigo dice que las mujeres se visten para las otras mujeres, que para los hombres no…
En fin, el traje depende de la moda o de lo que manden los anfitriones. Así que puede ser con chancletas, pero no con alpargatas, que eso es charro; con cachucha, así sea de mecánico, pero no con sombrero, ni siquiera aguadeño ni barbisio, que eso es de campesinos. Hace años a Pablo Escobar le negaron la entrada al Congreso, pero no por ser un delincuente, sino porque no llevaba corbata; hoy dejan entrar a toda esa mano de congresistas delincuentes como quieran ir vestidos.
@PunoArdila