¿Hubo responsabilidad del ELN en la muerte de Camilo Torres?

Por JAIME HORTA DIAZ *

En aquel tiempo un pequeño grupo guerrillero emboscó a una patrulla del Ejército. Armado de un revolver Colt que había ganado en un concurso de tiro, Camilo Torres Restrepo, sacerdote cristiano y doctorado en Sociología de la Universidad de Lovaina, Bélgica, murió en el primer combate. Expuesto imprudentemente, sin entrenamiento militar, intentó arrebatarle el arma al teniente Jorge González Alarcón, comandante de la patrulla, herido, pero fue sorprendido por el sargento Castro, quien lo hirió en el hombro. Lo remató el soldado Villalobos.

Todo ocurrió muy rápido esa mañana del 15 de febrero de 1966 en el sitio Patio Cemento, municipio de San Vicente de Chucurí, Santander, Colombia. Camilo se incorporó a la guerrilla el 18 de octubre de 1965 y comunicó esa decisión el 7 de enero de 1966 (Proclama al pueblo colombiano): “Durante muchos años los pobres de nuestra patria han esperado la voz de combate para lanzarse a la lucha final contra la oligarquía. En aquellos momentos en que la desesperación del pueblo ha llegado al extremo, la clase dirigente siempre ha encontrado una forma de engañar al pueblo, distraerlo, apaciguarlo con nuevas formas que siempre paran en lo mismo: el sufrimiento para el pueblo y el bienestar para la clase privilegiada…”.

Entre los muchos testimonios sobre Torres, tal vez el más diciente es el de su novia de antes de ingresar al seminario, ahora monja, Teresa Montalvo, hija de José Antonio Montalvo, un recalcitrante vocero del establecimiento que Camilo quería derribar (“A sangre y fuego”) era la divisa de Montalvo para defender al gobierno, en respuesta a la multitudinaria manifestación del silencio del líder Jorge Eliecer Gaitán, asesinado en 1948).

Gustavo Pérez, compañero de seminario y de la especialización de Camilo, le preguntó a Teresa su impresión de la muerte de Camilo. Respondió: “Me pareció consecuente con las opciones de su vida. Él era un poco quijote. No se quedaba en las palabras. Pasaba a la acción”.

“¿Y qué opina del camilismo contemporáneo de la guerrilla? “¡Estoy tan desilusionada de la guerrilla! Ha explotado el hecho de que Camilo hubiera sido sacerdote. No pudieron conseguir una figura mejor. ¡Si ahora tuvieran ideales! Están haciendo y diciendo lo que Camilo no hizo ni dijo. Nos lo dejamos quitar”.

Camilo Torres Restrepo vale más como sociólogo, exestudiante de Derecho de la Universidad Nacional y sacerdote cristiano comprometido con el cambio social del país que como guerrillero. La verdad es que fue guerrillero solamente durante 3 meses y 23 días: del 18 de octubre de 1965 al 15 de febrero de 1966. Hubiera descalificado a ese grupo que hoy se apropia de su memoria.

Camilo quedó de espaldas con los brazos abiertos como crucificado en una cruz invisible, dijo un testigo militar. Uno de los soldados sobrevivientes de la emboscada, Pedro Julio Becerra, se transformó con la muerte de Camilo. Poco después ingresó al seminario y se ordenó sacerdote en la Diócesis de Duitama.

* Capítulo del libro Historias y ficciones, Librería Nacional. Editorial Ibáñez, Bogotá

Fuentes biográficas: Gustavo Pérez, Álvaro Valencia y Walter Broderick, entre otros. Libre reproducción. Renuncio a cualquier derecho de autor.